El presente artículo y el proyecto de trabajo en el
que se inscribe, surgen a partir del debate suscitado en un instituto. Les
planteaba entonces a padres y profesores que en las aulas no se puede hacer con
las tecnologías cosas muy diferentes a las que hacemos con ellas en la calle o
en nuestras casas. Más allá de la “racionalidad contable”, en nuestro entorno y
en las aulas se articulan formas de actuar con los artefactos tecnológicos que
trascienden las prácticas prediseñadas (adviértase la cantidad de conflictos
políticos y económicos que hay hoy con el cibercontrol). Son patrones de
actuación con estructuras complejas y sólidas, ancladas en los límites de la
organización de los centros escolares, lo que suscita controversias entre sus
miembros al confrontar puntos de vista e intereses dispares.
El motivo de controversia era la instalación de
cámaras de videovigilancia y control mediante huellas dactilares para entrar y
salir en el instituto que tomamos como caso de estudio. El disenso surge porque
se dota de un dispositivo de cibercontrol que es muy caro y casi la “única”
respuesta institucional al creciente “clima de violencia” que se percibe en
centro. La controversia la abordamos desde el enfoque de los estudios de
ciencia, tecnología y sociedad, por considerar que explican mejor el fenómeno actual
de las TIC, además de contribuir epistemológicamente al conocimiento social
sobre el uso de las tecnologías.
A partir del análisis de los documentos del centro,
las observaciones y las entrevistas realizadas a los agentes de la comunidad
escolar, reconstruimos el armazón e itinerario de la controversia, sin que los
procedimientos activados por la dirección e incluso la Administración, llegaran
a conseguir su clausura. En un libro que acaba de aparecer, el filósofo
Innerarity (2013: 89) afirma: “Ver implica control social”. De modo que las
conclusiones del trabajo de campo las proponemos en forma de interrogante para
dar continuidad a la discusión de aquella tarde en el instituto.
a) ¿Es admisible que en un centro público de educación
se instale un dispositivo de control tan exhaustivo y “anónimo” como el de la
videovigilancia?
b) Estos dispositivos imponen la “mirada cenital”
eliminando la sombra y la perspectiva de los individuos (Virilio o Mattelart).
¿Es el mejor entorno para educar en la condición de ciudadanía a los y las
estudiantes de secundaria?
c) ¿Las instancias organizativas de los centros son
tan permeables como para asumir las dinámicas de debate y negociación
inherentes a las controversias?
d) ¿Cómo actuar didácticamente para romper los lazos
que unen las formas de actuar con las tecnologías con las prácticas y
estructuras de significación dominantes en el entorno social?
e) ¿En qué medida la experiencia de resolver la
controversia se traslada luego al proyecto educativo, tanto en la gestión interna
como en la comunicación con el exterior?
Ángel
San Martín Alonso
Para más información:
Artículo Revista de Educación: http://www.mecd.gob.es/revista-de-educacion