Los resultados PISA
remueven los cimientos del sistema educativo, pues los medios de comunicación y
diferentes sectores creen, que esos resultados revelan el nivel de desarrollo
competencial de los estudiantes. En el artículo, enmarcado en la investigación
"Evaluación de las competencias de segundo orden. Aprender cómo
aprender", dirigida por Ángel I. Pérez Gómez, publicado en el número 360
de Revista de Educación “¿Evalúa PISA la competencia lectora?”, se expone el
análisis de los marcos teóricos y de las pruebas aplicadas, de la evaluación de
la Lectura en 2000, 2003 y 2006, mostrando cuestiones como: ¿Mide PISA lo que
dice medir? La lectura ¿se presenta como una capacidad o una competencia?
¿Existen elementos innovadores en la definición que hace sobre la Lectura? ¿Qué
debilidades o fortalezas se han localizado a través del análisis de los ítems?
Además de pretender reabrir el debate sobre las limitaciones de las pruebas de
papel y lápiz, y la posibilidad de empezar a considerar el diseño de otros
procesos de evaluación complementarios.
Respecto a los términos capacidad y competencia, cabe resaltar que un repaso
por la definición que hace PISA de competencia lectora, en sus tres ciclos
muestra que, aunque teóricamente, la explicación de la lectura se exhibe con la
profundidad de una competencia, los términos competencia y capacidad se vienen
esgrimiendo prácticamente de forma intercambiable, como palabras equivalentes,
prevaleciendo al final el de capacidad. Sí hay que destacar, no obstante, cómo
PISA aborda la lectura desde un punto de vista funcional, descuidado a veces en
las escuelas. Por otro lado, PISA en la práctica no pone a prueba la competencia lectora del
alumnado, ya que únicamente entran en juego conocimientos y procesos cognitivos
que no implican la puesta en acción de tales conocimientos, capacidades,
actitudes, valores y emociones, en contextos concretos de la vida real. En cuanto a la relevancia de los textos y sus preguntas, una de las cuestiones
más significativas es que, formalmente, la selección de textos es amplia y
variada, utilizando con frecuencia un contenido relevante, cercano a los usos
cotidianos. Sin embargo, PISA pierde oportunidades de abordar la dimensión
personal o afectiva y social de la competencia lectora, defendida en el marco
teórico. No es extraño encontrar pruebas en las que se desperdicia el contenido
del texto, centrándose las preguntas en aspectos superficiales, como que el
alumnado localice cierta información en el mismo, dejando de lado otras
cuestiones de mayor importancia y calado. Noelia Alcaraz Salarirche. Univ. de Málaga. Facultad de Ciencias de la Educación.
Para más información:
Artículo Revista de Educación: ¿Evalúa PISA la competencia lectora?
http://www.mecd.gob.es/revista-de-educacion/numeros-revista-educacion/ultimo-numero/re360/re360_26.html
http://www.mecd.gob.es/revista-de-educacion/numeros-revista-educacion/ultimo-numero/re360/re360_26.html
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