Los niveles de obesidad en la población mundial y, en
especial, entre la población infantil y adolescentes están adquiriendo tal
envergadura que ha llegado a denominarse la epidemia del siglo XXI. Por
fortuna, entre los factores determinantes que dan lugar a ella están los
relacionadas con la alimentación y el ejercicio físico. Y contamos con el lugar
idóneo desde el que trabajar la adquisición de estilos de vida saludables, que
es el mejor modo de paliar dicha realidad: la escuela. Dentro de la escuela, la
asignatura de Educación Física adquiere una responsabilidad especial por el enorme potencial que atesora al respecto.
Isaac José López y Manuel Delgado de la Universidad de Granada, a raíz de ello, analizan en la Revista de Educación, cómo se han evaluado los efectos de una
intervención educativa desde la Educación física, implicando a alumnado de
Secundaria y a sus familias, en la promoción de hábitos saludables de vida y/o
actividad física. Durante 6 meses se llevó a cabo la metodología del “Decálogo
saludable”, fundamentada en: 1) el fomento de la auto-responsabilidad y el
compromiso del alumnado sobre su salud y 2) el trabajo conjunto de la comunidad
educativa (alumnos-profesores-familia) a favor del desarrollo de hábitos
saludables de vida y/o actividad física de los adolescentes.
Tras la intervención destaca la mejora altamente
significativa producida en los hábitos relacionados con el desayuno y el
consumo de fruta, así como la significativa evolución experimentada también en
la ingesta de agua, refrescos, bollería, actividad física, higiene dental y
postural. A lo que habría que añadir la alta valoración, tanto del alumnado
participante como de las familias, del planteamiento que sostiene esta
propuesta, lo que justifica aún más su idoneidad.
Para más información:
Artículo
de la Revista de Educación:
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