- Definir las cualidades y competencias que necesitan los profesores: los docentes del siglo XXI necesitan contar con un conjunto más amplio y sofisticado de competencias, aprovechando al máximo las últimas tecnologías y metodologías.
- Rediseñar los sistemas de contratación para atraer a la profesión a los mejores estudiantes: Para ello habrá que reforzar los programas de educación del profesorado y conseguir que la profesión docente sea atractiva para los graduados con mejores expedientes, especialmente en ciertas asignaturas. También habrá que tomar medidas para que haya un mayor equilibrio entre profesores y profesoras en los distintos niveles.
- Asegurar que todos los nuevos docentes tienen acceso a un programa de iniciación profesional que les apoye en sus primeros años en la profesión.
- Asegurar que los profesores participan en actividades de desarrollo profesional que deberán ser colaborativas y centrarse en la mejora del aprendizaje de los alumnos. Además, en época de crisis económica hay que explorar el uso de la movilidad virtual, como e-twinning, y los cursos online.
- Proporcionar feedback a los profesores sobre su trabajo que servirá para guiar y ayudar al profesorado a reforzar sus puntos fuertes y a superar sus debilidades profesionales. Este feedback deberá encontrarse en el marco de un sistema de evaluación del profesorado.
- Permitir que el equipo directivo del centro se centre en la mejora de la enseñanza y no en tareas administrativas. Para ello hay que definir claramente las tareas de los líderes educativos y desarrollar mecanismos de apoyo administrativo.
- Reforzar la contratación y continuación en el puesto de los equipos directivos, prestando atención a que haya una mayor paridad entre mujeres y hombres.
- Desarrollar vías de desarrollo profesional eficientes para los equipos directivos: Los programas de liderazgo escolar pueden incrementar el atractivo de la profesión y debe incluir un periodo de iniciación profesional con un gran apoyo y que se centre en la adquisición de las competencias necesarias para dicho cargo.
- Desarrollar un perfil específico de las competencias que requieren los formadores de profesores. Estas competencias incluirán no solo competencias de enseñanza básicas, sino también competencias en investigación, pedagogía y didáctica. Si la calidad de los formadores aumenta, aumentará a su vez la calidad de la enseñanza en general y el resultado de los alumnos.
- Reforzar la colaboración entre todos los agentes involucrados en la formación del profesorado. Las políticas educativas deben apoyar el desarrollo de grupos y redes de trabajo para asegurarse de que los formadores de los profesores están representados en los diálogos sociales y profesionales.
Para más información:
Documento de trabajo de la Comisión Europea:
http://ec.europa.eu/education/news/rethinking/sw374_en.pdf
http://ec.europa.eu/education/news/rethinking/sw374_en.pdf
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